» Un año inolvidable «
De inolvidable puede calificarse el año que mi familia y yo pasamos en Cádiz.
En aquella época, cuando trasladaban a una persona para ejercer un cargo directivo, durante un mes, y de acuerdo con unos baremos establecidos, Olivetti corría con los gastos de hospedaje y manutención de toda la familia que acompañaba al directivo.
Antes de mi regreso a Barcelona para pasar la Navidad, la secretaria Mari nos había reservado habitación en el hotel Atlántico, por lo que desde el aeropuerto de Sevilla fue allí donde nos llevó Eusebio Sáez.
Mi reintegro al trabajo tuvo lugar el día 2 de Enero de 197O, por lo que tuvimos varios días para pasear por la ciudad. Recuerdo que el día de Año Nuevo nos dimos un » homenaje » comiendo el un popular restaurante » El Faro » degustando el apreciadísimo » lenguado de estero «.
A partir del día 2, le enseñé a mi esposa varios pisos que yo había preseleccionado. Tuve suerte, coincidimos en la elección. El piso elegido era magnífico, situado en la espectacular avenida que da entrada a Cádiz, en el número 2 de Cayetano de Toro, un quinto piso todo exterior. Por una parte veíamos la bahía, por la otra el Atlántico, la playa Victoria y la glorieta del Hotel Playa Victoria.
Desde nuestra enorme terraza, desde una pérgola, contemplamos unos magníficos atardeceres y puestas de sol espectaculares.
Los días de Diciembre que pasé junto a Ángel Torres, su opinión del personal, mis repetidos contactos y conversaciones con mis colaboradores, y las visitas a clientes realizadas con casi todos ellos, me dejaron claro que, tal como me habían advertido en Barcelona, existía un núcleo duro reacio a facilitarme el trabajo – el vendedor de DMC, el jefe de grupo y el jefe de taller y el antiguo director administrativo – , un grupo proclive a colaborar -el vendedor especial y los demás administrativos, quedando los demás vendedores y todo el personal técnico a la expectativa de cómo se desarrollasen los acontecimientos y cuál sería la forma de actuar del nuevo director.
Creo que tuve la suerte de caer de pie. Mi juventud y empuje debió de ayudarme. No quería defraudar a las personas que confiaron en mi. Mis defectos y deficiencias eran muchos, pero creo que los compensaban con creces mi tesón, mi entusiasmo y mi incansable y contagiable empuje para el trabajo.
Esta forma de ser y la gran colaboración con la que conté, en unos casos desde el principio y en otros posteriormente, fue la que posibilitó la consecución de los resultados que la dirección había establecido para aquel año.
Por otro lado y en lo personal y familiar, fue un año maravilloso.
1970 fue para Cádiz un año de celebraciones excepcionales :
- Elección de Miss España.
- Salida de la Vuelta Ciclista a España.
- Copa del Generalísimo de Balonmano.
Adicionalmente, como cada año, se celebraba el «Trofeo Carranza», (Olivetti organizaba la sala de prensa) participando aquel año mi equipo El BARÇA. Como nota deportiva destacada, aquel año el Cádiz participaba en el torneo de Copa y llegó a cuartos de final eliminando, entre otros al Gijón equipo de primera División.
Todos los actos mencionados anteriormente, a los que se tenían que unir las diversas botaduras de barcos que se llevaban a cabo durante el año, significaban jolgorio y fiesta pues el director de Olivetti siempre recibía un SALUDA invitándole a los actos programados: Paseo en barco por la bahía; cena en el pabellón de » Puertas de Tierra «; recepciones oficiales ……
Como podéis ver tuve un año » poco aburrido «
Durante la estancia en el hotel Atlántico, hice amistad con Spiros K. Baltas, un griego que sería el Jefe de Máquinas del OCEAN LION, un petrolero que se estaba construyendo en la factoría de Matagorda.
Obviamente asistimos a su botadura en el mes de Abril, y como la señora Baltas pasó unos días en Cádiz les hicimos de anfitriones en varias ocasiones.
En mi actividad profesional pude relacionarme con muchas personas, lo cual hizo que mi estancia fuese muy agradable.
Mi principal afición es el baloncesto. En Cádiz empecé a entrenar y participar en algún partido con el equipo del pabellón Fernando Portillo y hubiera jugado en dicho equipo la temporada 70 – 71, pero Olivetti dispondría otra cosa. Olivetti quería seguir experimentando conmigo.
Durante todo aquel año, tuvimos ocasión de recorrer la provincia de Cádiz a conciencia: Puerto Real, Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, Jerez, Chiclana, Vejer, Conil, Arcos de la Frontera, Medinasidonia, Zahára de los Atunes, San Fernando ….
La anécdota más curiosa que recuerdo es la motivada durante una visita comercial con el vendedor Garrido Mariscal, a la explotación agropecuaria de » Las Lomas » en Medinasidonia, propiedad de la familia Mora Figueroa. Estábamos concretando la venta de varias calculadoras y máquinas de escribir y al mismo tiempo concretar una próxima visita para tratar de la venta de una Mercator. Al cerrar la venta el vendedor Garrido, persona muy extrovertido y con el típico gracejo gaditano, le dijo al administrador: D. José, mi Jefe querría llevarle un faisán a su esposa y así celebrar su entrevista con usted ….
En la finca, extensísima, paseaban los faisanes por la carretera.
Os podéis imaginar como acabó el tema.
Como veis, no exagero cuando digo que fue un año inolvidable.
Hace tres años volví a Cádiz con mi mujer, mi hijo y su pareja; allí nos reencontramos con antiguos amigos y Javier pudo estar de nuevo en el segundo colegio que conoció, El Amor de Dios.
Fue una visita muy entrañable.
La próxima etapa se desarrolla en Madrid.
Barcelona, 7 de Octubre de 2008