María Teresa Subils nos ha mandado unas fotos de indudable interés para su publicación en nuestra Web. Algunos de los compañeros y compañeras que aparecen en ellas quizá las tenían olvidadas o extraviadas. Ahora, al contemplarlas de nuevo, después de algún tiempo, sentirán reavivarse determinados recuerdos de sus años de juventud, de las circunstancias especiales de los varios momentos en que fueron tomadas, de las inquietudes, problemas e ilusiones vividos en aquellos tiempos y de tantas cosas más que este improvisado cronista no llega ni siquiera a intuir.
Con independencia de todo ello, quien esto escribe ha recordado de inmediato otra foto a la vista de las fotos de María Teresa. Es la que ilustra el capítulo 30 de sus “Recuerdos…”, dedicado a la administración. Es una instantánea tomada al poco tiempo de la inauguración de las entonces nuevas oficinas de la Ronda de la Universidad. Es un testimonio muy interesante del ambiente de trabajo de los primeros años 60. El escenario es casi monacal. Nuestras compañeras de entonces aparecían uniformadas con una impersonal bata azul. Sólo ellas. Ellos, no. El silencio sólo se quebraba por el sonido monótono que producían las máquinas de escribir y las calculadoras. Parece que sólo habrían de interrumpir el trabajo cuando alguna señal acústica más o menos discreta les indicara el final de la jornada. Por supuesto que no cabía la posibilidad del hacer más llevadera la tarea con el acompañamiento de un cafetito, aunque fuera de máquina y de dudosa calidad. Y mucho menos pensar en hacer una pausa para salir a la calle a tomarlo en alguno de los bares próximos. Celebraciones en la oficina, muy pocas. Allí sólo se iba a trabajar. Así era, más o menos, el ambiente laboral en COMESA y, prácticamente, en todas partes.
Las fotos de María Teresa, tomadas años más tarde, son todo un referente del cambio producido en menos de un par de décadas. No sólo en Olivetti, claro, sino en toda la sociedad española. Ya antes del advenimiento de la democracia, la mujer española toma conciencia de su condición y se rebela contra todo tipo de encorsetamientos sociales, religiosos y culturales. Ni uniformes, ni silencios ni sumisiones de ningún tipo en ningún ambiente. Se inició un proceso reivindicativo tenaz y sin pausa, que aún dura, por la conquista de la igualdad. Como explicó Maite Miró en su intervención en la Conferencia de la Memoria, Olivetti fue una empresa machista. Estoy convencido de que ahora ya no lo sería o quedarían sólo secuelas residuales de aquel comportamiento tan injusto de toda una sociedad. Estoy seguro de que muchas de las hijas de nuestras compañeras, casi todas con estudios universitarios, ocupan puestos de responsabilidad en sus empresas. Quiero pensar que, cuando llegue su momento, sus nietas ya no notarán diferencia alguna – si acaso a su favor – cuando se incorporen al trabajo. Hoy las mujeres ya son mayoría en las universidades y en determinadas profesiones de alto contenido social.
Las fotos de Teresa Subils no sólo son un espléndido recuerdo para los que aparecen en ellas. Son también un magnífico testimonio del ambiente de camaradería que imperaba en la empresa. Salvo determinados jefes (a los que se trataba “con el debido respeto”, en palabras de Maite), todos en régimen de igualdad. La convivencia durante ocho horas diarias, cinco días a la semana, durante años, había de traducirse en amistades para siempre entre los compañeros de departamento, de planta o, simplemente, por su condición de olivettianos.
Las fotos se comentan por sí solas. Evidencian el óptimo ambiente de compañerismo, buen humor y ganas de pasarlo bien. Con tantas personas como trabajamos en la Ronda, a menudo se encontraba un justo motivo para la celebración o la pequeña fiesta improvisada, rompiendo así con la rutina y monotonía del trabajo.
Varios componentes de la Dirección de Personal, de Ronda: (De izquierda a derecha) María Teresa Subils, Joan Bayod, Sebastián Sánchez, Juan Arturo Lázaro, Montse Moreno, Antonio Baeza, Manuel Fajardo, Ana Sender y Ana Peralta.
Las componentes de un simpático equipo de fútbol: (de pie) María Teresa Subils, Silvina Barriolo, Jesús (el entrenador), Paquita Cortés y María Teresa Pérez Hinojosa. (Agachadas): MaríaTeresa Munné, Conchita Viadé, Montse Moreno, Teresa Gallén y Ana Perelta.
Personal perteneciente a varios departamentos: (de izqda. a derecha) Manuel Fajardo, María Teresa Munné, Joan Bayod, Montse Moreno, Ana Sender, Teresa Gallén, María Rosa Subirats, Ana Peralta, Silvina Barriolo, Nùria Solé, Conxhita Viadé, Lali Pérez, Paquita Cortés, María Teresa Subils y Antonio Baeza.
Fotografía tomada con motivo de la jubilación de Ana Sender. (de izqda. a derecha) Ramona Marquilla, Vicenta López, Àngels Larred, María Rosa Subirats, Ana Peralta, Teresa Gallén, Sebastián Sánchez, Ana Sender, sra, Sacramento, Conchita Viadé, X:X (secretaria de C. Cignetti) María Teresa Subils, Antonio Baeza, María Teresa Munné, Paquita Cortés, Joan Bayod, Nùria Solé, LLuis Rodróguez, Silvina Barriolo, X.X. y Manuel Fajardo.
Cena de despedida de Blai Navarro. En ella aparecen Joan Segarra, Ricardo Mayoral, Paquita Cortés, Jordi Oliva, Adolfo Ureta, María Teresa Subils, Blai Navarro, Andrea Quílez y José Sánchez.
Componentes de los departamentos de personal y de administración: Xabier Abella, Joan Segarra, Antonio Domene, José Sánchez, Blai Navarro, Enrique Ruiz Peso, Adolfo Ureta, Andrea Quílez, Mari Carmen Molinos, María Teresa Subils, Luis Rodríguez y Paquita Cortés.
María Teresa Subils y Paquita Cortés.
Barcelona, 3 de noviembre de 2008